Se acabó. Estoy disfrutando de mi libertad absoluta; estoy dando uno de mis gritos de independencia: metí en un bolso algo de ropa, algo de comida, agarré mi computador y tomé un bus rumbo a Viña. Sí, porque ahora estoy sentada en el living de mi depto, con vista al Sporting Club completamente iluminado, con las luces de esta ciudad a mis pies. Claro, porque estoy en piso 20 de una torre que ya está emplazada en el cerro, así que todo parece estar más abajo que yo. Y bueno, a no ser que haya un terremoto, de acá no me muevo. Y si no tuviera corrección de proyecto el jueves, me quedaría por más tiempo. Porque no es que no me guste Santiago, todo lo contrario, contaminada y todo como está, amo mi ciudad, pero esto de romper con la monotonía de estar siempre en el mismo lugar, ya me está haciendo bien; de hecho, salí media hora a comprar algo y como que me oxigené completamente; pude respirar profundo y botar todo el encierro que tenía hace semanas acumulado, todo el humo que me estaba ahogando desde que le tiraron un balde de agua a mi fogatita y, para colmo, la dejaron mal apagada. Y es que cuando ya tienes la onda con alguien, la cosa no puede resultar en modo pasivo-agresivo, cuando uno pone play y el otro aprieta el stop cada vez. Puedo entender la actitud defensiva porque a los 25 la gran mayoría sabemos lo que es pasarlo bien y pasarlo mal en una relación y, conciente o inconcientemente, nos cuidamos, nos ponemos en guardia cuando alguien demuestra interés y se acerca. Pero cuando aparece la arrogancia, creo que no entiendo, aún siendo yo misma una arrogante declarada al decir que no me relaciono con personas tontas (porque hay personas muy tontas). Porque no veo la forma en que una actitud arrogante puede ayudar a que se den las cosas entre dos. Yo al menos creo que la pose de “yo soy lo máximo” sólo te sirve para pegarte un tremendo porrazo el día que te das cuenta que hay millones de millones que te dan 10 patadas en la raja (cada uno) porque son mucho mejores que tú. Y, obviamente, demuestra la limitada o nula capacidad de observar y realmente ver lo que pasa a más de 3 metros de la nariz. La conclusión: existe una subespecie de seres genéricos, que no proponen nada nuevo, que son todos iguales, que no tienen la capacidad de crear nada y sólo son usuarios, monótonos e insípidos. Lo más tenebroso es que muchos de ellos se creen únicos, fantásticos y se dan el lujo de ser arrogantes, lo que demuestra el terror que le tienen al hecho de ser iguales a cualquiera y su lucha eterna e inútil por ser distintos y mejores con la arrogancia como arma. Pero no entienden que mirar no es ver y que para lograr observar y ver realmente, se necesita más que sólo actitud. Mi teoría es que, si no eres capaz de observar, si no logras captar los detalles de todas las cosas, vives en un mundo en 2D . Y bueno, si eres un ser básico, te acomoda y no te lo cuestionas. Claro, porque creo que en los detalles está siempre toda la diferencia, la tridimensionalidad. Si no logras ver más allá de lo inmediato o de lo evidente, tu mundo siempre va a ser bastante plano. La verdad es que debe ser bien aburrido ver así las cosas, pero me cuesta imaginarlo, mi mundo es bastante tridimensional; me gustan los detalles, descubrirlos, aprenderlos y aplicarlos. Me gusta ser detallista y me gusta que sean detallistas conmigo, que me sorprendan, que me hagan cariño. Porque la pose de metrosexual intelectual es atractiva y yo, por supuesto, caigo con eso. Pero con el tiempo, me aburre y el super hombre se transforma en un pelotudo odioso con cero capacidad de observar y captar el mundo. O sea, para qué más fome. Un weon que siempre va a ser igual y siempre va a hacer lo mismo.
Así que ya no más; me propongo no perder más el tiempo en relaciones precarias con hombrecitos genéricos con la autoestima hipertrofiada por sus triunfos cliché de ser bueno en la pega y bueno en la cama; creo que quiero más que eso, porque yo soy más que eso, no creo ser genérica para nada. Pero si lo soy o no, bueno, queda al criterio de quienes me conocen realmente; sin duda aquellos que como yo sí saben observar, tienen el derecho a juzgarme.
De cualquier forma, el affair se terminó, ya gasté toda la energía del item “asuntos amorosos conflictivos” de mi presupuesto. Y esta nueva modalidad de retiro express a Viña era necesaria para poder cargar las pilas otra vez y ponerme a trabajar en lo que realmente importa ahora: mi proyecto de título y de mi nueva vida de arquitecta cool. Qué mejor que trazarlo frente al mar, no?
Y como de todo se aprende, les dejo la moraleja de esta historia: nunca te quedes a solas con alguien a quien le tienes ganas hace tiempo y una botella de vodka; porque te vas a demorar el doble en para poder ver bien las cosas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
oie
si yo veo las imagenes 3D de la parte de atras de los cuadernos rhein del año pasado... me hace un ser 3D?
eso,
te quiero monga!
yo se que tu sabes quien soy.
ODVIO
Publicar un comentario